Wednesday, October 27, 2010

La montaña y el árbol.

Debemos aprender de la montaña a dedicar todo esfuerzo al servicio de otros, y hacer del bienestar de otros la sola razón de la existencia. De igual modo, como discípulo del árbol, ha de aprender a entregarse al servicio de  los demás. 

Las grandes montañas soportan ilimitadas cantidades de tierra, las cuales, a su vez mantienen innumerables formas de vida, tales como los arboles,  el pasto, los pájaros, los animales y muchas otras. Las montañas, además, derraman copiosamente ilimitadas cantidades de agua cristalina en la forma de cascadas y ríos, y esta agua le da vida a todos. Hemos de aprender el arte de sustentar la felicidad de todas las entidades vivientes estudiando el ejemplo de las montañas.

De modo similar, uno puede aprender excelentes lecciones de los arboles piadosos, los cuales ofrecen innumerables beneficios, tales como sus frutos, sus flores, su sombra refrescante y sus extractos medicinales. Incluso cuando se derriba un árbol, éste no protesta sino que continúa prestando servicio a los demás en la forma de leña, casa, o muebles.

Así pues, uno ha de volverse discípulo de tales arboles magnánimos y de las entregadas montañas. Aprender de ellos y de sus cualidades.

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